viernes, 6 de abril de 2012

II. EL MESÍAS, SECRETO DE DIOS, Y SU EFICACIA EN LOS CRISTIANOS. 1,24-2,15.

 24Ahora me alegro de sufrir por vosotros, pues voy completando en mi carne mortal lo que falta a las penalidades del Mesías por su cuerpo, que es la Iglesia. 25Yo fui destinado a su servicio cuando Dios me confió este encargo respecto a vosotros: anunciar por entero el mensaje de Dios, 26el secreto escondido desde el origen de las edades y de las generaciones, revelado ahora a sus consagrados. 27A éstos ha querido Dios manifestar qué esplendida riqueza representa este secreto para los paganos, pues consiste en que el Mesías, la gloria esperada, os pertenece. 28Y esto predicamos nosotros, aconsejando a todo hombre y enseñando a todo hombre lo mejor que sabemos, para hacer de todo hombre un cristiano cabal; 29con esta intención peno y lucho, sostenido por esa fuerza suya que despliega en mí su eficacia.
2               1Quiero que tengáis noticia de la empeñada lucha que sostengo por vosotros y los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente; 2así cobrarán ánimos, uniéndose estrechamente con el amor mutuo y enriqueciéndose con toda la certeza que da el comprender, penetrando el secreto de Dios, el Mesías, 3en quien se esconden todos los tesoros del saber y del conocer. 4Os digo esto para que nadie os desoriente con discursos capciosos, 5pues, aunque corporalmente estoy ausente, mi espíritu está con vosotros, alegrándome de veros bien alineados y firmes en vuestra adhesión al Mesías.
                    6Por tanto, ya que habéis aceptado al Mesías Jesús como a Señor, proceded como cristianos: 7arraigados en él, id construyéndoos sobre él y afianzándoos en la fe, que os enseñaron, rebosando agradecimiento. 8Cuidado con que haya alguno que os capture con ese sistema de vida, vana ilusión tradicional en la humanidad, basado en lo elemental del mundo y no en el Mesías.
                   9Porque es en éste en quien habita realmente la plenitud total de la divinidad, 10y por él, que es cabeza de toda soberanía y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud. 11Fue él quien os circuncidó con una circuncisión no hecha por hombres, despojándoos de los bajos instintos de vuestro ser; tal fue la circuncisión del Mesías al sepultaros con él en el bautismo; 12éste os asoció a su resurrección por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó a él de la muerte. 13También a vosotros, muertos como estabais por vuestros delitos y por no extirpar vuestros bajos instintos, Dios os dio vida con él, cuando nos perdonó a nosotros todos nuestros delitos, 14cancelando el recibo que nos pasaban los preceptos de la Ley; éste nos era contrario, pero Dios lo quitó de en medio calvándolo en la cruz. 15Despojando a las soberanías y autoridades, las ofreció en espectáculo público, después de triunfar de ellas por medio del Mesías.

EXPLICACIÓN.

1,24-2,15.      La penosa misión apostólica no está terminada; Jesús Mesías se limitó a predicar a los judíos; queda por anunciar el evangelio/la buena noticia al mundo pagano, pues todos los hombres están llamados a integrarse en el cuerpo/pueblo del Mesías (24). El mensaje de Dios (25) o secreto (26) se describe en Ef 1,9s en términos de unión universal; en Ef 3,6.,  como la pertenencia de judíos y paganos al mismo cuerpo; aquí, como él Mesías os pertenece (a los paganos) (la traducción "está en/entre vosotros" designaría un hecho, y no concordaría con el sentido de "secreto", que indica un designio; en griego, en tois ethnesin/en humin, equivalente de dativo). El secreto no se comunica a algunos iniciados sino a todos los cristianos (26-27). Lo mejor que sabemos (28), lit. "con todo saber"; a todo hombre... a todo hombre, universalidad del mensaje y de la predicación de Pablo; sentido de urgencia en su labor. Pablo anuncia el Mesías y se esfuerza de todos los modos posibles porque todos lleguen a ser cristianos maduros (28-29). La insistencia sobre el designio o secreto de Dios muestra que los adversarios combatidos por Pablo sostenían, al menos en cierta medida, el privilegio de Israel.

                     Las noticias animan y ayudan a la unión. La comunidad de Laodicea y otras se veían amenazadas por los mismos errores que la de Colosas (2,1). Sólo el amor da la plena comprensión; el conocimiento de Jesús Mesías no es meramente individual: resulta o se logra por la experiencia del amor mutuo en el grupo cristiano; se adquiere así un nuevo saber, una nueva luz sobre la vida entera; el secreto se resume en la persona del Mesías, el Salvador de la humanidad entera (lectura más probable); todos los tesoros del saber y del conocer: los adversarios proponían sin duda pretendidos conocimientos nuevos y esotéricos; el cristiano encuentra en Jesús el pleno conocimiento de Dios (2-3). Pablo les muestra esta vía del conocer para que no se dejen engañar por otras vías intelectualistas y gnósticas. Otros maestros les propondrán otras maneras de entender lo divino; pero a Dios no se le conoce más que a través del amor. No hay peligro inmediato para los fieles de Colosas (4-5).

                   La vida cristiana supone desarrollo incesante, penetración y asimilación continua del mensaje, motivada por el agradecimiento a Dios, que ha concedido la salvación (cf. 1,12) (6-7). Pone en guardia contra los sistemas de vida que pretenden ofrecer la plenitud humana sujetando a observancias o a determinismos cósmicos (lo elemental del mundo, Gál 4,3; Col 2,20). Sistemas de vida, "filosofía" en el sentido de la época, que no era el de mera doctrina o especulación, sino el de un modo de vida basado en una concepción del mundo. También en el judaísmo helenista se llamó "filosofía" a su religión. Pablo denuncia aquí las antiguas religiosidades que, por un camino o por otro, acabaron siempre por imponer un sistema de vida basado en observancias, prohibiciones y tabúes; según ellas esta ascesis era requisito para el encuentro con Dios; era, en realidad, un modo rudimentario de entender la relación con la divinidad, lo elemental del mundo (cf. Gál 4,3.9), completamente ajeno a Cristo (8). 

                                Sólo por él puede alcanzarse la plenitud, porque sólo en él habita la Plenitud total, Dios (9-10); sólo él libra de la tiranía de los bajos instintos (verdadera circuncisión, nuevo indicio del carácter judaizante de los sincretistas; no hecha por hombres puede referirse al don del Espíritu, cf. Gál 5,6) (11); el bautismo asocia a su muerte y a su resurrección, haciendo participar de la vida de Jesús (Rom 6,3-11) (12). Por su medio Dios dio vida otorgando un perdón general (cf. Rom 1,16-17) (13). Al ser clavado el Mesías en la cruz, también la exigencia que era la Ley quedó clavada en ella (crucificada como un criminal). Es decir, al dar sentencia contra Jesús, la Ley quedó descalificada; al dar Dios la razón a Jesús, la condenó a ella (14); y al suprimir la obligación que imponía aquella Ley, Dios despoja de su poder a todos los poderes que pretendían esclavizar al hombre; se presenta al Mesías en figura de triunfador, que lleva a los derrotados en su cortejo (cf. 2 Cor 2,14) (15).

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